En esta ocasión, creo que no os voy a contar una historia de príncipes ni princesas, ni de corsarios, ni damas, ni de…. Esta vez, os voy a contar la gran historia de cuando la amistad se convierte en AMOR….
Él era todo buen corazón, Ella era todo dulzura y todos sus amigos, eran…. bueno sus amigos….
Siempre habían salido juntos en aquellas tarde de fin de semana por tierras castellanas, y siempre se habían cruzado miradas de un extremo de la barra al otro, pero nunca se habían atrevido a cruzar al otro lado, a servirse el gran cóctel de sus vidas juntos.
…“No sé como lo puedo hacer…. me da mucha vergüenza…. ¿me dirá que si?”… No se dejaba de repetir nuestro protagonista durante todos los fines de semana… “Ahora es mi oportunidad…, ¡ufff la quiero!, … pero soy su amigo”….
…¿Será hoy el gran día?”, se decía ella, “ me lo tiene que pedir….”, se repetía nuevamente, …”creo que viene, no, ahora no…. pero soy su amiga”….
No sabemos el porqué pero esto sucedía una y otra vez, hasta que el destino, o yo quiero pensar el Amor, dijo: ¡ya vale!. …“Esta es la tarde, este es el día… llamaré a mi buena amiga la amistad y lo planearemos juntos”… ¡¡¡ hoy tiene que ser !!!.
Con esta poderosa alianza, todo comenzó como un sábado, donde todo aparentemente era cotidiano, pero donde nada iba a ser igual. Aquella noche saliendo de su bar de siempre y con los colores del amanecer vislumbrando la mañana, se presentaba como cualquier otro día, donde la retirada parecía ser la mejor opción. Pero fue entonces cuando el AMOR les estaba preparando sus mejores colores pintando un alba sin igual y la AMISTAD le estaba dedicando una lluvia finísima que acariciaban las mejillas de ella y que la hacían parecer más radiante, si eso podía llegar a ser. Fue en ese preciso momento donde nuestro protagonista sacó su paraguas para invitarla a guarecerse en él.
…“Me gustaría ofrecerte mi mejor cobijo, me gustaría ofrecerte mi brazo y, sobre todo, me gustaría ofrecerte mi corazón debajo de este trocito de mundo que somos tú y yo dentro de este pequeño paraguas”…
Sólo una sonrisa le hizo falta esbozar a ella, para que se diese cuenta de que todo su mundo cabía dentro de aquel paraguas, de que aquel amanecer y aquel paseo por aquella ciudad de Castilla, sería el comienzo de toda su vida. Sonrisas, miradas y palabras de amor les condujeron hasta su portal donde se tenía que producir aquella llave de amor que transformaría la cerradura de su amistad en una vida juntos en forma del su primer beso…
Esto sólo es una historia que se repite continuamente en muchos lugares de nuestro mundo y me gustaría, sólo me gustaría, que mirásemos a nuestro alrededor y que fuésemos capaces de transformar todo aquello que sólo está bien por aquello que es excelente, y que nos llena por completo. Tenemos que romper con todo lo que nos hace quedarnos al otro lado de la barra sin poder llegar a donde realmente queremos.
Sólo es la opinión de un humilde fotógrafo, pero ¿no creéis que si cada uno de nosotros rompiésemos nuestras pequeñas barreras, este mundo lleno de ellas, sería mucho mejor?… Lo bueno que tenemos es que está en nuestras manos, dejemos que el AMOR y la AMISTAD se unan para hacer de nuestras vidas precisamente ese lugar donde queremos estar.
Como podéis haber leído, esto sólo es una historia inventada…. ¿o no?…
Espero que os haya gustado este pequeño cuento tanto como a nosotros poder disfrutar de la boda de Alberto & Sandra que celebraron en un increíble pueblecito de Castilla llamado Ampudia.